‘LA UNIÓN HACE LA FUERZA’ EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS

Las asociaciones surgen para garantizar el bien común y más aún en tiempos inciertos en los que aunar fuerzas es muy necesario. Si bien la emergencia sanitaria representó grandes pérdidas para el sector gastronómico ecuatoriano, también trajo cambios e iniciativas necesarias, como la formación de varias agremiaciones en torno a los negocios de Alimentos & Bebidas en el país.

Junio - Julio - Agosto 2020

Desde inicios de esta lamentable pandemia ya pudimos ser testigos de reuniones y primeros esfuerzos de varios empresarios del sector, quienes demostraban su evidente preocupación por el futuro de los negocios, ante una inminente crisis económica, producto de la paralización de las actividades.

Leandro Buratovich, empresario y propietario del restaurante Sur en Quito, ha sido una de las piezas clave en la formación de la Agremiación de Restaurantes de Pichincha (AGREPI), de la cual es representante. Por otro lado, Nicolás Romero Ordeñana, generante de Mercado del Río en Guayaquil, actualmente ocupa la función de tesorero en la Asociación de Restaurantes del Guayas, presidida por Francesca Ferrero.

A través de una entrevista, ambos conversaron con Enlace Horeca acerca de su visión global sobre la emergencia sanitaria, el camino recorrido hasta aquí y los objetivos alcanzados, a raíz de la aparición de la COVID-19 en Ecuador.

Importancia del sector HORECA

En el aspecto cultural, es innegable que la gastronomía representa gran parte de la identidad ecuatoriana. Según Nicolás Romero, una muestra de ello se encuentra al observar las áreas donde existe gran cantidad de migrantes ecuatorianos, donde siempre encontraremos ventas de comida típica del país. “El ecuatoriano se siente altamente orgulloso de su cocina y no se puede definir sin su gastronomía”, comenta.

Ya en cuanto a lo económico, Leandro Buratovich señala que, “en 2019 se registraron 3 mil millones de dólares, en lo que se refiere al grupo HORECA en todo el país. Tan solo los restaurantes facturan alrededor de 190 millones de dólares mensuales y representan el 6.1% de los empleos en Ecuador, que son 500 mil familias aproximadamente”.

La gran importancia económica del sector ha sido evidenciada durante la emergencia sanitaria, en la que, según Buratovich, ha existido una reducción del 15 al 20% en los ingresos antes mencionados, sin contar todos los restaurantes que han tenido que cerrar sus operaciones por el motivo de la pandemia.

Nacimiento de asociaciones y agremiaciones

Romero cuenta que, cuando la pandemia arrancó, varios restauranteros de la provincia se reunieron con el objetivo de analizar los requisitos necesarios para que, cuando se pudieran reabrir los negocios, su situación financiera fuera lo más sólida posible y así, evitar quiebras en el sector.

“Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que, a nuestro juicio, no había nadie que represente nuestros intereses y preocupaciones puntuales, como sucede en otros gremios. Por eso decidimos conformar la Asociación de Restaurantes del Guayas”, que en la actualidad, cuenta con casi 300 restaurantes y empresas gastronómicas.

El caso de Pichincha no fue distinto. Buratovich relata que crearon la AGREPI antes del confinamiento, el pasado 13 de marzo. Para esa fecha, el empresario ya había convocado, a través de un grupo de WhatsApp, a 30 colegas del sector. Este llamado se hizo viral y el día de la reunión asistieron más de 100 representantes de diferentes marcas, negocios y categorías.

“Ya llevamos casi tres meses operando. Ahora nos encontramos creando el gremio como una personería jurídica ya que, en semáforo amarillo, hemos podido presentar estatutos y demás. Así que, para el próximo mes, ya tendremos ese respaldo”, indica.

En AGREPI son aproximadamente 200 marcas, que representan unos 800 establecimientos en Pichincha. De esos, casi un 10% ha tenido que cerrar sus puertas. La mayoría han sido restaurantes con varias sucursales que han optado por reabrir solo un 50 a 70% de sus locales.

Acciones y estrategias en marcha

Ambas agremiaciones han trabajado en varias iniciativas con el objetivo de apoyar a sus asociados durante el cierre de actividades y también para preparar el terreno de la reapertura y posterior reactivación de los negocios.

La Asociación de Restaurantes de Guayas, por ejemplo, puso en marcha la plataforma Salvemos Restaurantes, una iniciativa que, junto con Cervecería Nacional, se basó en la oferta de gift cards de los restaurantes registrados, para ser utilizadas una vez que el local reabriera, con el doble del valor de compra. A esta web se sumaron más de 500 restaurantes de nueve ciudades del país.

También apoyaron a sus afiliados a través de la búsqueda de proveedores para los establecimientos que seguían funcionando con delivery, debido a que estos enfrentaban problemas logísticos, que iban desde el traslado de su personal hasta la dificultad para conseguir quien les provea de los bienes y servicios necesarios para sus operaciones. “Así que, una parte de la asociación se dedicó a buscar acuerdos por volumen, con algunos proveedores, para ponerlos a disposición de los socios”, señala el tesorero.

Por su parte, la AGREPI contó con el apoyo de #QuéPasaría, una campaña que, a través de etapas de sensibilización, acción y promoción, aportó al sector de Alimentos & Bebidas mediante el incentivo de servicios a domicilio y consumos prepagados, para mantener abiertos los restaurantes participantes.

De igual manera, estos gremios trabajaron conjuntamente con las autoridades locales y nacionales, en la creación de los protocolos de bioseguridad para la reapertura. Buratovich señala que tuvieron una participación dentro de este protocolo gracias a sus técnicos en bioseguridad, quienes sentaron bases necesarias para la implementación en restaurantes.

Desafíos que le deparan al sector

De acuerdo con Nicolás Romero, “aún no podemos hablar de reactivación, estamos recién pasando el coletazo de los estragos de la pandemia”. Por ende, el cambio de semáforo no ha hecho más que iniciar el proceso de reapertura de la economía para el sector HORECA.

También es importante mencionar ciertos desafíos enfrentan los negocios tras la reapertura. Por ejemplo, con la luz amarilla no se elimina la restricción de movilidad total en domingos, siendo este el día más importante para el sector restaurantero del país. “La facturación de ese día llega a ser el 30% de la facturación semanal y ahora es un día totalmente perdido”, puntualiza Romero.

De igual manera, a pesar del cambio de horario, el toque de queda tampoco favorece a la industria. El representante de la Asociación de Restaurantes del Guayas indica que, así como en Quito los almuerzos son de gran importancia para la rentabilidad del sector, en Guayaquil lo son las cenas. “El toque de queda a las 21h00 elimina la capacidad de atender cenas porque debemos cerrar los locales máximo a las 20h00 y el guayaquileño come de 19h00 en adelante”, recalca.

No obstante, la luz amarilla ha enfocado la visión de los establecimientos en incrementar las ventas, teniendo siempre como prioridad el cuidado de clientes y personal, con base en todas las precauciones de bioseguridad e higiene, contempladas en el protocolo.

“En pocas palabras, cuando tú entres a uno de nuestros negocios, vas a notar que nos cuidamos como si fuera un hospital, pero sin perder la calidez humana y esa experiencia que tú vives en un restaurante, sin perder ese confort y el servicio que nos caracteriza”, recalca el representante de la AGREPI.