Febrero 2022
Wine Intelligence, es el líder mundial en investigación e información sobre consumidores de vino y cada año da sus predicciones sobre esta industria.
Para este año destaca aspectos como la sostenibilidad, los vinos de lujo, la premiumización y las referencias bajas en alcohol.
Destacan las bodegas sostenibles y los vinos ecológicos. Proyectos jóvenes, pequeños artesanos y vinos orgánicos.
Llegarán las referencias bajas o incluso sin alcohol y la democratización de los espumosos, que ya no serán exclusivamente para momentos especiales.
Una tendencia que pisará con paso firme, será el vino de lata, que ya tuvo buen camino en 2021. Además, favorecerá a reducir el uso del vidrio.
Las nuevas generaciones tienen sentido sostenible, buscando así las etiquetas bio, la conciencia del sector vinícola por la coyuntura medioambiental y el respeto con la ecología.
No existen excusas que puedan revertir el auge con el que se están extendiendo los métodos de cultivo ecológico en los viñedos globales. El interés por los principios de la biodinámica y la voluntad de reducir el empleo de sulfuroso hasta dosis mínimas son principios que han impulsado ya no solo aquellos pequeños viticultores, sino también bodegas tradicionales, grupos e incluso multinacionales de producción voluminosa.
Este año vamos a ver más bodegas preocupadas por borrar su huella de carbono, vinos orgánicos de todo tipo, y proyectos de jóvenes emprendedores que apuestan por el pasado, el territorio y por una forma de vida más sostenible.
Varios serán los tipos de vinos que estarán en la palestra, ya sea en maridajes, solos, por su tipo de cultivo, sabor, color o experiencia.
Vinos de parcela: el consumidor de 2022 quiere conocer las singularidades del terruño. Descubrir a través de la copa e incluso visitar, si es posible, el pueblo, el paraje, la parcela y la viña en la que nace ese vino especial.
Vinos rosados serios y complejos: se alejan del tradicional color brillante y del sabor dulzón, para mostrar una mayor calidad dado el protagonismo de la uvas, la vinificación e incluso la crianza en barrica.
Tintos con menos madera: se buscan perfiles más frescos, redondos, bebibles. Vinos con la madera menos presente, más sutil y delicada. Y en este cambio de paradigma entran en juego las llamadas variedades de futuro, de maduración tardía, adaptadas al cambio climático.
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